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Dónde el azúcar se esconde tras los sorbos de café que a media noche tanto me acompañan, ahogué mi silencio dejando todo por hacer y desenvainando mis ganas que en una torcida sonrisa se han hecho hueco.
Contar de delante hacia atrás y de atrás hacia delante todo un viaje inacabado, que en cada guión muere de inquietud esperando, solamente, esperando.
Ahora las raices volvieron a quedar clavadas, queriendo asentir a la ignorancia que crece entre tus caderas y se sumerge en tu espalda, mientras la lluvia denota su esperanza con sus leotardos puestos.
Se enredó Júpiter en tu pelo.
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