lunes, 28 de septiembre de 2009


Dónde el azúcar se esconde tras los sorbos de café que a media noche tanto me acompañan, ahogué mi silencio dejando todo por hacer y desenvainando mis ganas que en una torcida sonrisa se han hecho hueco.
Contar de delante hacia atrás y de atrás hacia delante todo un viaje inacabado, que en cada guión muere de inquietud esperando, solamente, esperando.
Ahora las raices volvieron a quedar clavadas, queriendo asentir a la ignorancia que crece entre tus caderas y se sumerge en tu espalda, mientras la lluvia denota su esperanza con sus leotardos puestos.









Se enredó Júpiter en tu pelo.