M

Poniente.

Encerramos mariposas en cartones vacíos obligándolas a enseñarnos a volar, decayendo en la locura más simple para entender como es ser libre y que el aire susurre en tu oído las anécdotas de una vida pasada y la que está a punto de llegar.
Hemos pintado las nubes con colores, dibujando sonrisas entre estrella y estrella, hemos enamorado a decenas de canciones que han bailado al desnudo en la pista, pero no estamos completos. Nos quedará esperar.











Bailaron las margaritas en busca de la felicidad.

Lógica fundida.

El dialogo escrito cobró vida sin pensarlo, cansadas de descansar las ideas en un lapicero se mudaron al paladar ajeno de quien decidió adoptarlas.
Se deslizó el desenlace ante sus ojos y anudó la consecuencia entre sus lágrimas, porque el paso del tiempo desgasta a todos, porque quizás ese final no lo esperaba.











Sólo queda pasar página y continuar con un punto y seguido.

Baileys.

Calada a calada se asfixió mi mundo al tiempo que emergía una voz parecida a un llanto. Quebraron las paredes al tacto de mi puño, se deshizo la luz sumergiéndose en mi espinazo. Inmóvil.
Van brotando cuando pisas, entre tus dedos el dolor amargo, que ha restado tantas veces al infinito la infinidad de sus lazos retorcidos desde mis pestañas hasta tus abrazos, pero que aún encierra nuestras locas ideas de volver a empezar.
Cásate conmigo, que al fin y al cabo, somos iguales.







El humo se derrite besando tus labios, nos han abandonado como animales.