jueves, 29 de enero de 2009

Que sepan que existimos



Copas nocivas rendidas al pie de la cama, quieren romper los hilos de una noche suave y fría.
El humo que traspasa las sábanas de este penúltimo cigarrillo, tú eres mi verdadero vicio, mi vocación.
Tras unas horas de sexo intenso y placeres corrompidos, volveremos a lo nuestro y a olvidar que existimos.





Tus ojos grises aun se reflejan en la almohada.