jueves, 14 de agosto de 2008

poetasepia

Nuestro mundo está ahogado en sandeces, más tarde pise la calle y me quemé, quise comprender tantas cosas, que en el más leve movimiento empezó a llover, corrí lentamente al más puro estilo americano, pero era demasiado tarde, soy la chica de la puerta de atrás, condenada a desatar zapatos, obligada a construir miradas, a la que nadie comprende, a la que todos aman.
Me ensucié escaleras arriba antes de tropezar con aquel charco, donde resbalaron diamantes degollados en piedras.
El tren partió hacia las 12 de la tarde, era demasiado pronto para ir atando caminos; me contrataron para limpiar estrellas, me despidieron por ensuciar ruidos.

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Déjame que termine de hilar este azafrán que ya me queda poco. La luz volvió tras la corta pausa.
Vámonos, que las nubes de caramelo ya sobrevuelan el cielo y tengo hambre.
Luego me llamas rara, cuando tu eres el primero que le hecha azucar a los macarrones.
Mi vida es el circo de la calle de la esquina.

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